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Claudia, las corcholatas y la reforma al Poder Judicial


Manuel Ajenjo


El pasado martes, la virtual presidenta del país, Claudia Sheinbaum, se reunió con los 364 diputados y los 83 senadores electos de Morena, PT y PVEM, que formarán parte de la LXVI Legislatura a partir del próximo 1º de septiembre, a los que les recordó su obligación de beneficiar al pueblo que los eligió, no dar marcha atrás y seguir avanzando por el camino de la Cuarta Transformación.



También hizo un llamado a no olvidar las promesas que se hicieron al interior de Morena, cuando ella fue designada candidata, sobre los premios de consolación para las corcholatas que quedaran en segundo, tercero y cuarto lugar en las encuestas: Ebrard, Fernández Noroña y Adán Augusto, respectivamente, a quienes se les prometió ser coordinadores de Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados y la inclusión en el gabinete presidencial en una buena posición, en ese orden.


Al parecer las cosas no van a resultar tan exactas como se previó, en razón a la lógica de los resultados electorales. El único que está en condiciones de asumir el cargo de coordinador en el Senado, es el segundo lugar Marcelo Ebrard quien, al parecer, no le interesa ese cargo, su aspiración es la de formar parte del gabinete, donde su nombre suena para la Secretaría de Economía —hoy sabremos si se le hizo. En cuanto al tercer lugar, Gerardo Fernández Noroña, está imposibilitado para ser coordinador de los diputados en virtud de ser senador electo. El cuarto lugar, el tabasqueño Adán Augusto López, suena más para coordinar el Senado que para un puesto en el gabinete. De ser así sería una especie de catafixia entre él y Marcelo. El que podría coordinar la Cámara de Diputados es la corcholata que quedó en quinto lugar: Ricardo Monreal, fue electo diputado y en cuestiones legislativas ha demostrado preparación y experiencia. En cuanto al último lugar corcholatero, Manuel Velasco Coello, quien en algunas de las quinielas para el gabinete aparece con probabilidades de ser subsecretario de Gobernación, en la reunión de marras aseguró que dedicará su tiempo a ser coordinador de la bancada del PVEM en el Senado.


Pero la nota principal de la reunión fue la insistencia de la futura presidenta sobre la reforma al Poder Judicial. Les hizo ver a los ahí reunidos que ellos tienen el mandato popular por lo que hay que considerar el resultado de la encuesta del fin de semana pasado mediante la cual el 60% de la sociedad manifestó estar de acuerdo con que los ministros de la corte sean electos por los ciudadanos. (El 60% más uno que vive en Palacio).



Planteó que a fin de escuchar la opinión pública sobre el tema se realizará un parlamento abierto que se dividirá de ocho foros en los estados, también pidió a los legisladores que hagan asambleas en sus distritos y municipios. ¿Estará de acuerdo el presidente López Obrador con la sugerencia de Claudia?


La pregunta anterior surge por lo ya sucedido: Luego de su comida con el presidente el pasado 10 de junio, la candidata electa expresó respecto a la susodicha reforma: “que se discuta en barras de abogados, facultades de derecho y universidades”. Una semana después el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México anunció que alista una contrapropuesta redactada por un grupo de juristas, la mayoría de los cuales está en contra de la iniciativa presidencial. A la que el todavía presidente respondió con enojo “¿Qué se tienen que meter?” (Ellos los expertos jurídicos de la UNAM) ¿Qué no fue eso parte de la propuesta de Claudia Sheinbaum?


En su fuero interno qué incómoda debe sentirse la virtual presidenta de México, con el presidente en funciones en incontenible modo patriarcal.


Punto final

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