Durante la pandemia, la pintora mexicana Isabel Leñero decidió embarcarse en la exploración artística del Códice De la Cruz-Badiano "como un acto de remembranza de aquellos días en que americanos y europeos comenzaron una vida conjunta, atravesaron guerras y epidemias, e iniciaron una larga relación, violenta y fértil, que aún asombra y conmueve", Sandra Zetina, investigadora de la UNAM.
Leñero sostiene que eso le pareció muy poético por la faceta curativa del contenido del códice “En este montaje lo que privilegio es el dibujo en sí mismo, no es una exposición histórica o sobre el conocimiento de la medicina tradicional, porque hay mucho investigado y escrito sobre el códice. Mi aportación es más en la investigación formal que hago a partir del dibujo”,
"En ocasiones, como en el Tlacacamotli, la artista optó por la simplificación de las opacidades y por resaltar el contraste entre el intenso amarillo de la raíz o camotli (camote) y azul acqua, color maya de la tradición indígena. Era justamente la raíz o camote (camotli, en náhuatl) la parte de la planta que curaba el ardor del corazón, posiblemente por su turgencia similar al órgano vital". Geografía de las plantas mexicanas.
La artista Isabel Leñero realizó una práctica artística liberadora, casi expiatoria, mágica y ritualística al tomar las imágenes del Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis, conocido comúnmente como el Códice De la Cruz-Badiano, para desarrollar un diálogo visual y creativo. En este proceso, se sumergió en las texturas y colores de las plantas, rindiendo homenaje a los tlacuilos (escribas y pintores indígenas) que las pintaron y a las circunstancias históricas de su creación.
"La primera operación que realizó Leñero fue expandir las ilustraciones para que inunden todo el folio, estableció márgenes miniados: un marco repetitivo como vía de comunicación con el herbario indígena. Los márgenes fueron originalmente trazados por los escribas en rojo minio, con el objetivo de delimitar la caja de texto –por ello a veces revelan que primero se pintó la imagen–, pero en otras ocasiones dialoga juguetonamente con las plantas que se pintaron cuando se había escrito la página entera. Sin em- bargo, para la pintora contemporánea, adquieren el carácter de delimitadores del campo visual; límites que a veces rebasa para ofrecer un folio pleno de color, en el que ya no existen las plantas como especímenes, sino que han crecido hasta convertirse poéti- camente en textura o color y sensaciones plásticas puras, carentes de anclaje mimético". Geografía de las plantas mexicanas.
El códice original
Uniendo saberes, en 1552, Martín de la Cruz y e! traductor Juan Badiano elaboraron el Códice De la Cruz-Badiano un ejemplo significativo del encuentro cultural y científico que tuvo lugar durante la época colonial en México. Su viaje ha sido largo; como obsequio llegó a España, sobrevivió a un inciendio, pasó por el Vaticano y por fin en 1990 regresó a México. Cruce de civilizaciones. amalgama dos almas. dos lenguas: dos modos de ver
Este manuscrito pictórico no solo registra las prácticas medicinales de los pueblos nahuas prehispánicos, sino que también refleja la influencia de la medicina europea introducida por los conquistadores españoles. Este ensayo explora la importancia histórica y cultural del códice, así como su contenido y legado en el estudio de la medicina tradicional mesoamericana.
El Códice ofrece una visión única de la medicina prehispánica mesoamericana. A través de sus páginas, se revela el profundo conocimiento de los nahuas sobre el uso medicinal de plantas y minerales, así como sobre métodos quirúrgicos y prácticas de diagnóstico. Este conocimiento era integral para las comunidades indígenas, que dependían de la naturaleza para el tratamiento de enfermedades físicas y espirituales.
Cubre padecimientos como el susto y el espanto, la contracción del útero después del parto, la palidez de los niños: recibimos un alma que se instala en el corazón, creían los nahuas, y hay corazones débiles y corazones fuertes. Desde él fluyen los espíritus que ya fuera por accidente o enfermedad o incluso los sueños podían obstaculizarse y provocar enfermedad, David Lorente, antropólogo.
Además de ser un recurso invaluable para entender la medicina indígena mesoamericana, también ha sido crucial para el reconocimiento y la revitalización de prácticas tradicionales entre las comunidades indígenas contemporáneas. Su estudio proporciona una conexión tangible con las raíces culturales y medicinales de muchas personas en América Latina.
Representa un puente entre dos mundos médicos y culturales que convergieron durante la colonización de América. A través de sus imágenes y textos, nos invita a reflexionar sobre la riqueza del conocimiento indígena y su adaptación en un contexto colonial. Este códice no solo es un testimonio histórico, sino también un recordatorio de la importancia de preservar y valorar las tradiciones médicas de todos los pueblos.
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Isabel Leñero (Ciudad de México, 1962). Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y en los Talleres de Arte Actual en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 realiza reseñas de artes visuales en la revista Proceso Digital. Becaria del Sistema Nacional de Creadores del FONCA entre 2010 y 2013. Ha participado en más de 60 exposiciones individuales y colectivas. Su obra se ha presentado en México, España, Estados Unidos, Brasil, Suecia y Kenia.
Anitzel Díaz
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