Justo lo que no necesitaba un mundo vulnerable: un conflicto que acelera la inflación, remece los mercados y anuncia problemas para todo el mundo, desde los consumidores europeos a las endeudadas promotoras chinas y familias en África que enfrentan precios cada vez más altos de la comida.
Los ataques de Rusia contra Ucrania y las sanciones occidentales como represalia podrían no provocar otra recesión global. En total, los dos países suponen menos del 2% del producto interno bruto del mundo. Y muchas economías regionales siguen en buena forma, tras una rápida recuperación de la recesión asociada a la pandemia.
Sin embargo, el conflicto amenaza con causar graves daños económicos a algunos países e industrias, un daño que podría suponer penurias para millones de personas.
Rusia es el tercer productor de petróleo más grande del mundo y un importante exportador de gas natural. Los cultivos ucranianos alimentan a millones de personas en todo el mundo. Y los mercados financieros están en una situación precaria conforme los bancos centrales se preparan para revertir años de políticas de dinero fácil y subir las tasas de interés para combatir un repunte de la inflación. Esas tasas de interés probablemente frenen el gasto y planteen el riesgo de otra crisis. “Yo no me dejaría engañar calculando sólo en función de tasas de PIB (...) especialmente en un momento en el que los precios de las cosechas ya son altos, la inflación ya es alta”, dijo Elina Ribakova, economista número dos del Instituto of International Finance, un grupo comercial de bancos.
El coste del gas ha obligado a reducir la producción en industrias que requieren mucha energía, como productores de fertilizantes. La inflación anual alcanzó el 5,1% en enero en los 19 países que utilizan el euro, la cifra más alta desde que comenzaron los registros en 1997.
La amenaza a las explotaciones agrícolas en el este de Ucrania y a las exportaciones por puertos del Mar Negro podrían reducir los suministros de trigo en un momento en el que los precios globales de la comida están en su punto más alto desde 2011 y algunos países sufren escasez de alimentos.
Ucrania es el quinto exportador de trigo del mundo, según indicó el mes pasado en la revista Foreign Policy el analista agrícola Alex Smith, y muchos de los países que dependen de su trigo “ya sufren inseguridad alimentaria por inestabilidad política continuada o violencia abierta”. Yemen, por ejemplo, importa el 22% del trigo que consume de Ucrania, Libia el 43% y Líbano en torno a la mitad.
Además, ante un panorama de preocupaciones geopolíticas, los inversores podrían centrarse en tesoros y otras inversiones más seguras, aumentando el coste del crédito para negocios más arriesgados, señaló Michael Taylor, director gerente del servicio de inversionistas de Moody’s.
AP
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