
México se ha convertido en el lugar más mortífero del mundo para los activistas ambientales y defensores de la tierra, según un sondeo global dado a conocer el miércoles. En el norte del país, el pueblo indígena yaqui aún sigue de luto por el asesinato de Tomás Rojo, un líder defensor del agua encontrado muerto en junio de 2021.
De todas las naciones, México fue donde más asesinatos se produjeron, con 54, un salto desde los 30 reportados por Global Witness en 2020. Colombia pasó del primer lugar que había ocupado por años al segundo, con 33 asesinatos. Le siguen Brasil, con 26 casos; Filipinas, con 19; y Nicaragua con 15.
Al menos el 40% de los ataques provienen de funcionarios estatales, particularmente autoridades locales.
El asesinato de defensores de la tierra indígenas a menudo evoca imágenes de activistas de la Amazonia asesinados en lo profundo de la selva, y Colombia y Brasil aún representan muchas de las muertes. Pero según un informe del grupo no gubernamental Global Witness, en México hubo 54 activistas asesinados en 2021, en comparación con 33 en Colombia y 26 en Brasil. El grupo registró la muerte de 200 activistas a nivel mundial en 2021.
La minería y las actividades extractivas fueron el sector vinculado a la mayor cantidad de asesinatos con 27 casos. La mayoría de ataques letales ocurrieron en México, con 14, seguido de Filipinas, con seis, y Venezuela, con cuatro.
Latinoamérica representó más de dos tercios de esos asesinatos, con frecuencia de las personas más valientes y respetadas en sus comunidades.
Ese fue el caso de Tómas Rojo, quien, según las autoridades, fue asesinado por una banda local de narcotraficantes que quería el dinero que los yaquis a veces ganan al cobrar peajes en retenes informales en las carreteras.
Entre 2010 —cuando las autoridades estatales construyeron un acueducto para desviar el agua de los yaquis para ser usada en Hermosillo, la capital estatal— y 2020, Rojo encabezó una serie de manifestaciones y actos de desobediencia civil, incluido un bloqueo intermitente de la principal carretera del estado, que se extendió por meses y ocasionó pérdidas millonarias para el comercio y la industria.
Las personas que conocían a Rojo no creen en la teoría del dinero de los peajes; dicen que fue asesinado por los poderosos intereses que se beneficiarían de los derechos de la tierra y el agua de los yaquis en el estado norteño de Sonora, que colinda con Arizona.
“Tomás demostró con capacidad que es un líder nato natural... como descendiente de guerreros”, dijo Fernando Jiménez, quien luchó junto a Rojo en un movimiento para defender el agua de la tribu después de que el gobierno construyera una represa en 2010 para desviar el agua de los yaquis hacia Hermosillo.
El cuerpo de Rojo fue encontrado parcialmente enterrado cerca de Vicam, casi tres semanas después de que desapareció. Inicialmente fue identificado por un pañuelo rojo que llevaba puesto cuando salió de su casa.
La violencia sucede a pesar del “Acuerdo de Escazú”, un tratado latinoamericano para protección del medioambiente que entró en vigencia en abril de 2021. Países clave que son peligrosos para las personas defensoras, como Brasil y Colombia, aún no ratifican el acuerdo, mientras que otros que lo ratificaron como México, aún deben implementarlo de manera efectiva.
Con info de Reuters y AP
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