al éxodo de personas migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos se están sumando grupos de rusos y ucranianos que, fueron desplazados de la guerra.
Tristemente, a las caravanas refugiadas que vienen de Centroamérica o países como Haití se le están sumando aquellos que están huyendo de la invasión rusa. Desde Tijuana, en los albergues o incluso en las calles, cada vez es más común ver a familias provenientes de Europa del Este que buscan dejar atrás el pasado. Eso sí, se están topando con el muro que Biden heredó de Trump.
La Administración de Joe Biden ha dejado en pie de los tiempos de su predecesor, Donald Trump, un pantano burocrático que retrasa las solicitudes de refugio y asilo, un mecanismo que fue dañado por el republicano y que el presente Gobierno ha prometido reparar.
Cualquiera que muestre hoy un pasaporte ucranio puede entrar a Estados Unidos. El domingo pasaron once, el lunes nueve. Y así ha sido, a cuentagotas, en una aduana donde cada día cruzan en promedio unas 14.400 personas.
Las autoridades locales temen que este campamento se salga de control en las próximas semanas. Los asentamientos despiertan el optimismo de muchos otros. En menos de una semana, allí llegaron migrantes de Guerrero que huían de la violencia, una pareja de colombianos y hasta un sirio cuyo lenguaje de solidaridad con los rusos se basaba en el intercambio de cigarrillos.
Info El País
Imagen EFE
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