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La infame historia de Guantánamo

anitzeld

Si hay un lugar que suena a película de terror geopolítico, ese es Guantánamo. Más que una base naval o una simple cárcel, este rincón de Cuba bajo control estadounidense se ha convertido en un símbolo de controversia, abuso y el lado más oscuro de la lucha contra el terrorismo. Los Estados Unidos gasta más de 540 millones de dólares al año para detener a menos de 40 prisioneros en Guantánamo. El costo real es ciertamente mayor ya que incluye los costos clasificados. Pero, ¿cómo llegó a ser lo que es hoy?






Primero, un poco de contexto. A finales del siglo XIX, Estados Unidos ayudó a Cuba a independizarse de España (bueno, "ayudó" es un término discutible, porque después básicamente se quedaron con el control). En 1903, firmaron un acuerdo que les daba el derecho de arrendar la Bahía de Guantánamo de manera perpetua, y desde entonces, ahí han estado. En un principio, era una base naval estratégica, pero con el tiempo, se convirtió en algo más turbio.


El verdadero giro siniestro llegó después del 11 de septiembre de 2001. Con el pretexto de la "guerra contra el terrorismo", Estados Unidos decidió que Guantánamo sería el sitio perfecto para retener a presuntos terroristas sin las restricciones de la ley estadounidense. Traducción: un limbo legal donde podían hacer lo que quisieran sin muchas consecuencias. Los detenidos eran llevados allí sin juicio, sin derechos claros y, en muchos casos, sin pruebas contundentes en su contra.


Pronto, empezaron a surgir historias escalofriantes. Torturas disfrazadas de "interrogatorios mejorados", aislamiento extremo, abusos psicológicos y físicos… en fin, un catálogo de horrores. Y aunque el mundo entero empezó a señalar con el dedo, el gobierno de EE.UU. encontró formas de justificar lo injustificable. Mientras tanto, los detenidos, muchos de ellos inocentes, pasaban años encerrados sin saber si algún día recuperarían su libertad.


A lo largo de los años, presidentes han prometido cerrar Guantánamo, pero ahí sigue, como un fantasma del pasado que se niega a desaparecer. Barack Obama intentó clausurarlo, pero se topó con obstáculos políticos. Donald Trump, por el contrario, quiso reforzarlo. Joe Biden ha hablado de cerrarlo, pero todavía no lo logra.


En un giro más reciente, Trump anunció la apertura de un centro de detención en Guantánamo para 30.000 migrantes, una decisión que ha sido calificada por Cuba como un "acto de brutalidad". Esta medida ha generado aún más controversia sobre el uso del lugar y las condiciones en las que serán retenidas estas personas.


"Tenemos 30.000 camas en Guantánamo para detener a los peores extranjeros ilegales criminales que amenazan a los estadounidenses", afirmó Trump.
Y agregó: "algunos de ellos son tan malos que ni siquiera confiamos en que los países los retengan, no queremos que regresen, así que los vamos a enviar a Guantánamo".
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, calificó como un "acto de brutalidad" el anuncio de su homólogo de Estados Unidos.
Agregó que el "nuevo gobierno de EE.UU. anuncia encarcelamiento en Base Naval en Guantánamo, ubicada en territorio de Cuba ilegalmente ocupado, de miles de migrantes que expulsa forzosamente, a los que ubicará junto a las conocidas cárceles de tortura y detención ilegal", según su publicación en la red social X.

¿Aplica el "Bill of Rights" a los prisioneros en Guantánamo?


Al no ser un territorio soberano de EE.UU., las garantías constitucionales no se aplican plenamente. Aunque la Corte Suprema, en el caso Boumediene v. Bush (2008), reconoció el derecho al habeas corpus para los prisioneros, otros derechos constitucionales siguen en debate. Las autoridades han argumentado que ciertas protecciones legales no aplican porque los detenidos son "combatientes enemigos" y no ciudadanos estadounidenses.


A pesar de esto, los prisioneros cuentan con algunas protecciones limitadas. Además del derecho al habeas corpus (principio legal que protege a las personas contra detenciones arbitrarias e ilegales), existen normas del derecho internacional, como la Convención de Ginebra, aunque la postura de EE.UU. sobre su aplicación en Guantánamo ha sido ambigua. También, la Ley de Comisiones Militares (MCA, 2006 y 2009) ofrece ciertas salvaguardas, aunque restringidas.


Las autoridades han argumentado que ciertas protecciones legales no aplican porque los detenidos son "combatientes enemigos" y no ciudadanos estadounidenses.

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Hoy, Guantánamo sigue en pie, con algunos prisioneros aún encerrados en sus celdas sin juicios claros. Es un recordatorio incómodo de hasta dónde puede llegar un país cuando el miedo justifica cualquier acción. Y lo peor es que, a pesar de los escándalos y las promesas, el cierre sigue siendo una incógnita.


Al final, la historia de Guantánamo no es solo sobre una base naval o una prisión; es sobre el costo de la seguridad cuando se pone por encima de la justicia. Un capítulo oscuro que, por ahora, sigue sin un final claro.





Guantánamo, Cuba


Antes de que la Bahía de Guantánamo se convirtiera en una base naval estadounidense, era una zona natural con pequeños asentamientos y actividad económica limitada. Se caracterizaba por su puerto natural, utilizado por pescadores y comerciantes locales. Durante la época colonial española, la bahía servía como un punto estratégico para el comercio y la defensa costera.


A finales del siglo XIX, en el contexto de la Guerra de Independencia de Cuba, la bahía fue utilizada tanto por las fuerzas españolas como por los rebeldes cubanos. En 1898, durante la Guerra Hispano-Estadounidense, tropas estadounidenses desembarcaron en la bahía para apoyar a los independentistas cubanos contra España. Tras la victoria de EE.UU. en la guerra, el control de la isla pasó temporalmente a los estadounidenses, y en 1903, Cuba firmó un acuerdo que les otorgaba el arrendamiento perpetuo de la Bahía de Guantánamo a cambio de un pago simbólico anual.


Hasta ahora, Estados Unidos no ha devuelto Guantánamo a Cuba y no hay indicios de que lo haga en el futuro cercano. La base sigue bajo control estadounidense en virtud del acuerdo de arrendamiento firmado en 1903, que concede el uso de la Bahía de Guantánamo a EE.UU. de forma indefinida mientras continúe pagando un alquiler anual de aproximadamente 4,085 dólares (aunque el gobierno cubano se niega a aceptar estos pagos desde la revolución de 1959).


El gobierno cubano, especialmente desde la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, ha exigido repetidamente la devolución del territorio, calificando la presencia estadounidense como una ocupación ilegal. Sin embargo, EE.UU. ha argumentado que el acuerdo sigue vigente y que solo lo devolvería si ambas partes estuvieran de acuerdo, algo que no ha ocurrido hasta ahora.


A pesar de algunos intentos diplomáticos y de declaraciones de presidentes como Barack Obama, que intentó cerrar el centro de detención, la base sigue operando. Por lo tanto, a menos que haya un cambio drástico en la política estadounidense o un acuerdo bilateral con Cuba, Guantánamo seguirá siendo una base militar de EE.UU. en territorio cubano.




Alguna vez, Guantánamo se hizo famoso gracias a la canción Guantanamera, que toma inspiración de los primeros versos de Versos sencillos de José Martí, el gran poeta cubano.

Compuesta por Joseíto Fernández, esta canción empezó a sonar fuerte en los años 30.


Al principio, su letra hablaba de una historia de desamor, sobre una mujer que dejó a su pareja.


Con el tiempo, Guantanamera se transformó en mucho más que una canción romántica: se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia.






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