Por Alberto Aguirre Egresado de la Universidad Anáhuac, peñista desde su paso por el cabildo de Huixquilucan, David Korenfeld se hizo experto en asuntos hidráulicos, clima y sostenibilidad en el servicio público. En la Comisión Nacional del Agua —de la que salió abruptamente a mediados del 2015, por el escándalo del uso de la flota de helicópteros de ese organismo para el traslado de su familia— dejó una huella indeleble, aunque por las peores razones.
Justo hace una década, a punto de iniciar el sexenio del último presidente priistas, Korenfeld alistaba su aterrizaje en Conagua con un megaproyecto que había analizado, desde el equipo de transición: la construcción de la presa El Zapotillo, que solucionaría el abasto de agua potable para el corredor urbano de Aguascalientes, Jalisco y Guanajuato. La planeación de ese proyecto había arrancado desde que José Luis Luege estuvo al frente de Conagua, en el sexenio foxista. Las diferencias políticas han frenado la megaobra, desde entonces, pero también la impericia de funcionarios como Korenfeld, quien cuando fue alertado por los técnicos de esa dependencia sobre el alto riesgo de que se presentara una precipitación equivalente a 150 años de periodo de retorno en la zona donde se construiría la presa —lo que obligada a una ingeniería de alta especialización— respondió lacónico: “para entonces seguramente ya no estaremos vivos”. En aquellas épocas, las catástrofes hidrometeorológicas eran solventadas a billetazos, gracias al Fonden y Agroasemex. El paso de los hucaranes Ingrid y Manuel por las costas de Guerrero tiró al puente Papagayo, por el flujo de 10,000 años de periodo de retorno, según los especialistas. Esa obra fue planeada para resistir una inundación de hasta 200 años de periodo. Para la ejecución de las megaobras de infraestructura es necesario el análisis estadístico y probabilístico en hidrología. La construcción de una terminal aérea internacional requiere de un cálculo para protegerla, hasta de un periodo de 25 años de retorno de lluvias; el AIFA, por ejemplo, necesita el doble. Y el AICM —que nunca debería inundarse—ha tenido que suspender operaciones ante los encharcamientos. La incomprensión de los aspectos técnicos volvió a la Conagua a principios de la administración lopezobradorista. La disputa entre Alfonso Romo y el grupo de ambientalistas cercano a la Cuarta Transformación llevó a Blanca Elena Jiménez —académica y experta en reutilización del agua— a ese organismo, donde por instrucciones superiores debía ejecutarse un ambicioso plan de infraestructura hidráulica, de la mano de la Comisión Federal de Electricidad. El equipo de Jiménez Cisneros naufragó después de los conflictos en El Zapotillo, El Cuchillo y otras presas de la región Centro-Norte, la más golpeada por la sequía del 2021. En su relevo entró Germán Martínez. Ese año, de acuerdo con los registros más actualizados, el área con algún grado de sequía a nivel nacional fue de 87.56%, con el 30 de abril siendo el día más seco, La situación climatológica predispone la política pública en materia hidrológica. Las previsiones hacen que el trasvase de cuerpos de agua hacia el Valle de México sea cada vez más caro y oneroso. Conagua paga más de 4,000 millones de pesos cada año a la CFE por el Sistema Cutzamala. La construcción de acuerdos ha quedado plenamente descartada. Y en previsión a un 2023 seco, la apuesta será por el reuso de agua tratada y la captación de agua de lluvia. Ambas soluciones están en el escritorio de Claudia Sheinbaum, quien justo hace dos décadas quedó a cargo, junto con Armando López Fernández, de encontrar una solución para el Distrito 03, en el Valle del Mezquital. Efectos secundarios REFUGIADOS, De los expresidentes de México, solo Vicente Fox radica en territorio nacional, aunque por sus emprendimientos viaja constantemente a EU. Actualmente, tres exmandatarios —los priistas Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas de Gortari, además de Felipe Calderón— radican en la capital madrileña.
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