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Los 10 centavos de Trump


Manuel Ajenjo


En el panorama político de Estados Unidos, aparece la elección presidencial del próximo 5 de noviembre como el promontorio que acapara la atención de los estadounidenses y que afecta e influye en la vida pública del país vecino del norte. En la medida que se acerca dicha fecha los contendientes Biden y Trump, que ya alcanzaron los delegados necesarios para alcanzar las nominaciones de sus partidos, afilan armas, Biden para la reelección y Trump para un segundo, e inédito, período.


Biden, a su favor, presume que la economía ha mejorado y que se están creando empleos. Asimismo, propone que los ricos paguen más impuestos. En su contra tiene la edad —15 días después de la elección cumplirá 82 años. Últimamente ha sufrido caídas en público y traspiés lingüísticos y cognitivos que en nada le favorecen. Creo que con llegar en buen estado de salud a la elección se conforma.


Por su parte el no tan joven Donald Trump —cumplirá 78 años el próximo 14 de junio— al que de vez en cuando se le cruzan los cables como cuando en un acto de campaña en New Hampshire, confundió, repetidas veces, a su rival republicana Nikki Haley con la entonces presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, ha hecho muchas y muy vagas promesas si llega a ser presidente. Entre ellas bajar los impuestos. Lo que es un hecho es que le espera una campaña presidencial en dos confluencias: una frente al electorado y otra ante los tribunales por sus problemas legales.


Un tema central de la campaña es la crisis migratoria.


La periodista de la cadena CBS, Sharyn Alfonsi, le hizo una entrevista al presidente, Andrés Manuel López Obrador, para el programa 60 minutes, en la que el mandatario mexicano dejó claro que México es “un país independiente, libre y soberano, no somos colonia, no somos protectorado de ningún país extranjero” (sic). También manifestó que “Biden es respetuoso de nuestra soberanía como lo fue el presidente Trump”. “El muro no funciona” —afirmó. Sobre la construcción de un nuevo cerco fronterizo, López Obrador, expresó que se trata de una estrategia de campaña de Trump.


Eso sí, se tiró a la yugular del gobernador texano, Greg Abbott y su ley SB4 que permite a los policías estatales detener y deportar de manera inmediata a cualquier persona sospechosa de haber entrado sin papeles a territorio texano.


De lo declarado por nuestro mandatario en la precitada entrevista destacó la idea de que Estados Unidos debería invertir 10,000 millones de dólares en Latinoamérica para crear fuentes de empleo que contengan la migración, “de lo contrario los flujos de migrantes van a continuar” —opinó López Obrador.


En una entrevista para Fox News —su cadena favorita— el magnate gringo tergiversó lo dicho por nuestro Ejecutivo: “Quiere 10,000 millones de dólares esencialmente sólo para hablar (...) eso no habría pasado conmigo (…) nunca lo pediría. No le daría ni 10 centavos”. Además dijo que los inmigrantes latinoamericanos son guerreros, delincuentes y ‘alimañas’ que invaden el país y ‘envenenan la sangre’ de los estadounidenses.


Además del odio que el neoyorquino siempre ha mostrado hacia los mexicanos en particular y hacia los hispanoparlantes en general, la lucha electoral exacerba ese ánimo; de ahí el tono incendiario y bélico de la retórica ‘trumpiana’.


Por mi parte yo le diría a Trump que puede meterse sus 10 centavos por donde el cuerpo se le hace remolino y que nos pague los miles de dólares que nos debe por derechos de autor de su peinado inspirado en el quesillo de Oaxaca.


Resulta paradójico que el país más poderoso del planeta, el país de los Superhéroes, el país de Rambo, Superman y la Mujer Maravilla, muestre su inexorable decadencia con la confrontación presidencial de dos ancianos. Será una elección homeopática de dos chochos.

Aclaro que no tengo nada contra la vejez, si la tuviera me la tomaba.

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