Manuel Ajenjo
Según leí en el portal digital Crónica del Poder.com es probable que pasadas las elecciones, si éstas arrojan los resultados que, hasta ahora, indican las encuestas, ante el deterioro, por no decir el aniquilamiento, de los actuales partidos de la oposición, es posible que los restos de éstos a los que pueden unirse ciudadanos, verdaderamente apartidistas y bien intencionados, y otros, ciertamente oportunistas a los que el gobierno de la 4T, por angas o por mangas, no ha permitido sacar ventaja de su relación con el poder como sucedía en los gobiernos del PRI y del PAN, formen un nuevo partido para ser oposición a partir del 2024 con la mira puesta en los comicios grandes del 2030.
Me imagino que Alejandro Moreno Alito con ese sentido de la oportunidad que transita —del verbo transar— por su ADN, ya pregunto: ¿De hacerse el nuevo partido quienes seríamos los dirigentes?
Chiste aparte, no deja de ser utópico la formación de una nueva institución política en la que los políticos reprobados del PRI, del PAN y sobrevivientes del PRD, pedirían mano para la dirigencia por una simple razón: son los que conocen la intríngulis política, pero de ser así lo que ocurriría sería un cambio de etiqueta o de presentación del mismo contaminado producto.
No creo que ninguno, o cuando menos los más destacados, de los alrededor de 250 intelectuales que firmaron el manifiesto en el que llaman a votar por Xóchitl Gálvez, estaría dispuesto a trabajar 24 por 7 en la construcción de la imaginaria institución política. Nadie dejaría su labor literaria, artística o periodística para dedicarse a la repugnante —las buenas intenciones no desinfectan— política a la mexicana, que acarrea vicios tradicionales.
Sin que tenga yo en la mano los pelos de la burra, sino por mera intuición e información periodística, un posible promotor del nuevo partido, sería el mismo que ha organizado las Marchas Rosas, Claudio X. González, personaje de quien todavía no sabemos con certeza si en verdad es un hombre interesado genuinamente en la democracia y en el desarraigo de la corrupción en nuestro país o es un individuo enfrascado en la defensa de sus propios intereses y los de sus aliados.
El irreal —por no decir irrealizable— partido Rosa, debe construirse con la participación auténtica y desinteresada de quienes buscan un México más justo, honesto y equitativo y no de quienes pretenden hacerlo para perpetuar sus privilegios y desorbitadas ganancias económicas a costa del bienestar colectivo.
Por lo demás, sería equitativo y saludable que quienes hoy critican las acciones gubernamentales se enfrentarán a lo criticado para ver si como roncan duermen. Es fácil ser oposición y estar en contra de todo. Algo distinto es formar y organizar ese todo, que incluye burocracia y policías proclives a la corrupción. Un ejemplo, la nota principal del diario Reforma de ayer: el director de la Policía de Investigación de Quintana Roo, Pedro León Toro Peña, festejó, el pasado 18 de mayo, los XV años de su hija María Fernanda, con la actuación del grupo Los Tucanes de Tijuana, que viajaron en avión privado y que cobran por actuación 3.5 millones de pesos. Toro Peña gana mensualmente 67,000 pesos netos. Échenle cuentas.
Ecos del debate
Para muchos pasó desapercibido o le restaron importancia, en el pasado debate, Xóchitl Gálvez, mostró el libro de Anabel Hernández, “La Historia Secreta”, en el capítulo titulado “La Heredera” y comentó: “aquí dice claramente como la señora Sheinbaum y su secretario recibieron sobornos, recibieron droga. Eso dice el libro”. Enseguida, la moderadora Luisa Cantú expresó: “Les recordamos a las candidaturas que de acuerdo al formato aprobado, los libros no están permitidos”. Si la hidalguense es capaz de infringir un formato aprobado, ¿será capaz de acatar leyes y reglamentos?
Punto final
Una amistad que resista la campaña electoral, resistirá todo en esta vida.
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