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Me canso ganso; nombrando calles en la CDMX

anitzeld

"Ahora los vecinos de la nueva colonia Cuarta Transformación, en Tultitlán, Estado de México, podrán decir algo como 'Vivo en la calle Me canso ganso', después de que cambiaron los nombres de las calles en la zona.


Las nuevas nomenclaturas están inspiradas en el movimiento del expresidente Andrés Manuel López Obrador, incluyendo sus proyectos y programas sociales.


Sin embargo, los habitantes comentan que estos cambios se hicieron sin consultarlos ni avisarles. Solo se dieron cuenta cuando vieron a trabajadores municipales colocando los nuevos letreros en al menos 40 calles."

"Deberían de no permitir ese cambio, es un proceso donde tenemos que cambiar escrituras, cuentas de banco, identificaciones, licencias, escuelas. No es nada fácil, Morena siempre hace cosas sin medir el impacto que puede tener".





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A lo largo de la historia, el nombre de las calles en la Ciudad de México ha reflejado las transformaciones sociales, culturales y políticas que la han moldeado. En la época prehispánica, las calles como las conocemos hoy no existían, pero los caminos y regiones tenían nombres ligados a la naturaleza o a lo sagrado. Así, lugares cercanos a cerros, ríos o templos recibían denominaciones simbólicas. Por ejemplo, Chapultepec significa "el cerro del saltamontes" en náhuatl, y muchos otros espacios seguían una lógica similar. Los nombres servían para conectar a las personas con su entorno y con el cosmos.


Con la llegada de los españoles, la ciudad cambió de forma drástica. Trazaron calles rectas y plazas al estilo europeo, y empezaron a nombrar las calles según lo que les rodeaba. Por un lado, los nombres religiosos dominaban: iglesias, conventos y santos dejaron su huella en nombres como San Jerónimo o San Francisco. Por otro lado, los oficios y actividades cotidianas también marcaron la nomenclatura, y así nacieron calles como la de Plateros, donde trabajaban los joyeros, o la de las Carretas, donde transitaban los transportistas de mercancías. También era común que las calles se llamaran por cosas muy específicas que las identificaban, como una fuente, un reloj o un puente.


Cuando llegó la Independencia, la idea de reflejar los nuevos ideales en los nombres de las calles tomó fuerza. Muchos nombres de santos y referencias coloniales fueron reemplazados por homenajes a los héroes independentistas, como Hidalgo, Morelos y Allende. También se destacaron eventos históricos importantes, como la calle 16 de Septiembre. Más adelante, durante el siglo XX, tras la Revolución Mexicana, los cambios continuaron. Calles y avenidas empezaron a llevar los nombres de líderes revolucionarios como Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, mientras que otras honraban figuras internacionales, como Abraham Lincoln o Simón Bolívar. Por otro lado, en colonias modernas como la Roma o la Condesa, surgió la costumbre de darles nombres de ciudades extranjeras o mexicanas, lo que les dio un toque cosmopolita.


Ya en el siglo XXI, la forma de nombrar las calles ha buscado ser más inclusiva y recuperar historias que habían quedado en el olvido. Ahora, es más común ver calles con nombres de mujeres destacadas, como Rosario Castellanos o Frida Kahlo, y en algunos casos se han rescatado nombres indígenas en lenguas originarias, sobre todo en alcaldías con fuerte herencia cultural. Estos esfuerzos reflejan un deseo de honrar una memoria colectiva más diversa.


La evolución de los nombres de las calles en la Ciudad de México es como un gran libro de historia: cada época ha dejado su huella en cómo nos movemos por la ciudad. Esos nombres no solo nos ayudan a llegar a un lugar, sino que nos cuentan quiénes hemos sido y qué hemos valorado en cada momento.


Hoy




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