Rishi Sunak se convirtió el martes en el tercer primer ministro británico del año y ahora debe ocuparse de controlar una crisis económica que ha dejado en un estado precario las finanzas del país y a millones de británicos con problemas para pagar la comida y sus facturas energéticas.
Sunak, el primer mandatario británico de color, se reunió en el Palacio de Buckingham con el rey, que acababa de aceptar la renuncia de Liz Truss.
Se esperaba que el primer ministro, que con 42 años será el líder británico más joven en más de 200 años, empezara de inmediato a nombrar un gobierno y tomar el timón de una economía que se dirige a una recesión.
Al mismo tiempo, tratará de unir a un partido en el gobierno marcado por las divisiones tras el breve y desastroso mandato de Liz Truss, que debilitó la ya difícil previsión económica del país.
En declaraciones ante la residencia oficial del primer ministro, Sunak admitió que su predecesora había cometido errores y prometió colocar “la confianza y la estabilidad financiera” en el centro de su programa.
Afirmó que abordaría la “profunda crisis económica” con compasión y lideraría un gobierno de “integridad, profesionalidad y responsabilidad”.
Truss dejó el cargo tras una comparecencia ante la residencia oficial del primer ministro, siete semanas después de ser nombrada primera ministra por la reina Isabel II. Sunak fue elegido el lunes para sucederla como líder del Partido Conservador, que gobierna el país.
Truss defendió su estrategia de bajos impuestos y su breve mandato antes de salir por última vez del número 10 de Downing Street.
“Estoy más convencida que nunca de que debemos ser valientes y hacer frente a los problemas que se nos presentan”, dijo. Pese al caos en los mercados desencadenado por el plan presupuestario que presentó el 23 de septiembre, reiteró su creencia en los principios de libre mercado de “impuestos más bajos” y “producir crecimiento”.
Truss deseó éxito a Sunak mientras Gran Bretaña “sigue atravesando una tormenta”.
Las grandes prioridades del nuevo jefe de gobierno serán nombrar ministros y preparar una declaración presupuestaria que trazará los planes del gobierno para llenar un agujero fiscal de miles de millones de libras (dólares) creado por la inflación disparada y una economía renqueante. La crisis se ha visto exacerbada por los desestabilizadores experimentos económicos de Truss.
En principio estaba previsto que la declaración, que se esperaba incluyera subidas de impuestos y recortes de gastos, fuera presentada el lunes al Parlamento por el jefe del Tesoro, Jeremy Hunt, si es que Sunak le mantiene en el cargo.
Sunak, que ocupó el puesto de jefe del Tesoro durante dos años hasta julio, se convertía en primer ministro en un llamativo giro de fortuna apenas unas semanas después de perder ante Truss la votación conservadora para reemplazar al ex primer ministro Boris Johnson. Los miembros del partido se inclinaron en verano por el optimismo de rebajas fiscales de Truss en lugar de por las advertencias de Sunak sobre que había que poner freno a la inflación.
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