La pobreza, los monocultivos, la industria porcina, los megaproyectos y los "brutales recortes de presupuesto" deforestan México.
La deforestación en México es un problema grave que avanza rápidamente y tiene causas muy complejas. En las últimas dos décadas, el país ha perdido 736 mil hectáreas de bosques primarios, lo que equivale a cubrir casi cinco veces la Ciudad de México. Según datos de Global Forest Watch, esto ocurre por varios motivos: la pobreza, los monocultivos, la industria porcina, megaproyectos como el Tren Maya y los recortes presupuestales que han afectado al cuidado ambiental.
Con más del 70 por ciento de su territorio (138,7 millones de hectáreas) cubierto por algún tipo de vegetación forestal, según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), México es uno de los 12 países “megadiversos” que albergan el 70 por ciento de la flora y fauna del planeta.
En el caso de la pobreza, muchas comunidades rurales no tienen otra opción más que talar árboles para obtener madera o leña, ya que carecen de opciones para generar ingresos con productos más rentables, como la miel. Además, la agricultura intensiva, en especial la de los monocultivos, es otro gran problema. En estados como Campeche y Yucatán, las comunidades menonitas suelen usar técnicas agresivas como la “roza, tumba y quema”, que desgastan los suelos y aumentan el riesgo de incendios forestales.
La industria porcina tampoco ayuda. Gran parte del territorio nacional se dedica a producir alimentos para el ganado, lo que lleva a una deforestación constante para sembrar soya y maíz, muchas veces de manera ilegal. Por si fuera poco, proyectos como el Tren Maya están fragmentando importantes corredores biológicos y afectando zonas protegidas, lo que pone en riesgo a especies como el jaguar;
“Están dividiendo un corredor biológico importante que conecta México con América Central” y afecta fauna de gran tamaño en peligro de extinción como los jaguares, Greenpeace.
El Director del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS) señala que la construcción del Tren Maya ha contribuido a la deforestación de entre 40,000 y 90,000 hectáreas de selva por año en la Península de Yucatán.
¿Y qué hace el gobierno ante esta situación?
Programas como Sembrando Vida, que deberían promover la reforestación, terminan siendo un problema más. Muchos productores talan árboles nativos solo para poder recibir los subsidios del programa, lo que contradice completamente su propósito. A esto se suman los fuertes recortes de presupuesto a instituciones clave para la protección ambiental, dejando al país con menos capacidad para enfrentar este desafío.
Aunque el problema viene de gobiernos anteriores, el actual “ha dado marcha atrás”, asegura el experto forestal de ECOSUR. Tanto, que su proyecto de reforestación, “Sembrando Vida”, se convirtió, en la práctica, en “un programa de prebendas y de clientelismo social” con efecto contrario: “la receta perfecta para el desastre”, dice, pues los productores cortan indiscriminadamente árboles para solicitar los subsidios que ofrece el Gobierno.
Aunque se pone en duda la efectividad de Sembrando Vida para impulsar la sustitución de cultivos declarados ilegales por otros legales. Más allá de la comunicación oficial, el objetivo de sustituir cultivos está totalmente ausente de las reglas de operación del programa. Su inclusión es imprescindible para que puedan realizarse monitoreos y evaluaciones externas de Sembrando Vida contra objetivos y metas previamente establecidas en la materia.
Sembrando Vida ha tenido varios resultados reales, entre ellos:
Se han sembrado y conservado 1,200 millones de árboles, de los cuales 250 millones son frutales y 600 millones forestales.
Se han generado 450,000 autoempleos.
Se han ayudado a 18,000 comunidades.
Se ha propiciado la agricultura campesina y agroforestería.
Se ha aumentado la producción nacional de café en un 20% y la de cacao en un 40%.
Se han creado 18,500 Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC), 368 cooperativas y 1,400 proyectos productivos.
Se ha mejorado la calidad de vida de las personas, en rubros como ingresos y alimentación.
Se ha incrementado el desarrollo de conocimientos técnicos de cultivo.
Se ha diversificado la producción agrícola.
El 43% de los participantes son personas indígenas y afromexicanas.
El 33% de la población inscrita son mujeres
Pese a lo anterior el primer proyecto de presupuesto de la presidenta Claudia Sheinbaum considera para 2025 un recorte de 39.36% en los recursos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), pese a declarar que el medio ambiente sería una prioridad en su gobierno.
En 2024, el gobierno de López Obrador le asignó 70 mil 245 millones de pesos, mientras que para 2025, la administración de Sheinbaum propone una bolsa de 44 mil 370 millones de pesos.
¿Qué se puede hacer para revertir esta situación?
Una solución clave es invertir en educación y ciencia, formando a jóvenes en áreas que ayuden a generar soluciones locales. También es fundamental que las comunidades sean incluidas en las decisiones sobre cómo manejar y proteger las áreas naturales. Además, el país necesita leyes más estrictas y políticas públicas que ofrezcan alternativas económicas sostenibles, para reducir la presión sobre los ecosistemas.
La cooperación internacional también puede ser un aliado importante. Muchas ONGs y organizaciones extranjeras ya están trabajando para impulsar prácticas más sostenibles, aunque sus resultados todavía son limitados. Al final, detener la deforestación no solo es crucial para México, sino para el clima global. Frenar esta crisis requiere que gobierno, sociedad y organizaciones internacionales trabajen juntos en soluciones efectivas.
Con info de agencias
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