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Una radiografía del narco: Juicio contra García Luna

Desde El Grande, pasando por Tirso Martínez hasta García Luna, han dado cátedra de cómo se maneja el narcotráfico en México.


Revelaciones de El Grande:


“El Ejército estaba profundamente coludido con el Cártel de Sinaloa y con diversas facciones”


García Luna compartía información que le proporcionaba la DEA de Estados Unidos con el Cártel de Sinaloa a través de Luis Cárdenas Palomino, exdirector de Seguridad Federal de la desaparecida Policía Federal (PF).


“Era alguien que no sólo se hacía de la vista gorda, sino que aportaba información y cooperación, que fue clave para el crecimiento del Cártel de Sinaloa”.


Entre 2001 y 2004, García Luna recibió de uno a 1.5 millones de dólares mensuales, pero en una ocasión el pago fue de 16 millones de dólares, equivalente a la mitad del valor de dos toneladas de cocaína que el Cártel de Sinaloa le robó a sus rivales gracias a la información proporcionada por la AFI.


En medio de la guerra que estalló entre las distintas facciones del todopoderoso Cártel de Sinaloa, García Luna parecía beneficiar más al grupo del Chapo en detrimento de los Beltrán Leyva. Según El Grande, los operativos contra la gente de los Beltrán Leyva eran continuos, mientras que eran mínimos contra el grupo del Chapo.


Cuando estalló el conflicto interno entre el clan del Chapo e Ismael "el Mayo" Zambada contra el de los hermanos Beltrán Leyva, Arturo Beltrán llamó a García Luna para preguntarle de qué parte estaba y este le dijo que permanecería neutral, algo que no cayó bien Beltrán, aunque le siguió enviando sus pagos al entonces secretario de Seguridad Pública


García Luna y Cárdenas Palomino le avisaron a Edgar Valdez Villareal, La Barbie, que el lugar donde se realizaría su boda, en Acapulco, Guerrero, sería cateado por fuerzas federales. “Y pues con ese aviso no fue nadie a la boda. Ni la Barbie”.


“Nos ayudaba a quitar y poner aliados y compartíamos información con él para pegarle a nuestros contrarios”. SobreMesa


Tirso Martínez:


Tirso Martínez, el segundo testigo contra el exsecretario de Seguridad, ofrece una radiografía de un miembro promedio del Cartel de Sinaloa: desde dónde se esconde la droga hasta cómo es trabajar para El Chapo

La historia de Martínez, sin embargo, es una radiografía de cómo funciona el crimen organizado en el país. Contó de cuando compró un avión privado, cuatro equipos profesionales de fútbol, caballos finos, Lamborghinis y Ferraris. Repasó con lujo de detalle cómo transportaba la droga en compartimentos secretos, dónde ocultó decenas de millones de dólares en ganancias, qué triquiñuelas usaba para despistar a agentes aduanales y cómo compraba con sobornos a jefes policiales. Habló sin tapujos de cómo los jefes eran temidos por sus propios empleados y eran intocables, a pesar de que el Gobierno decía que les había declarado la guerra. Fue una conferencia magistral para el jurado de lo que significa ser narco en México este miércoles en la corte de Brooklyn.


También tenía trucos para evitar las revisiones en la frontera. “Le ponía un poco de aceite para que cuando pasara a Estados Unidos, los trabajadores de la aduana tuvieran miedo de resbalarse”, presumió Martínez. Las bodegas tenían rieles que se conectaban directamente a la vía de las estaciones principales y cuando llegaban eran transportadas a otra bodega en camiones para evitar los seguimientos de las autoridades. “No me la iban a descubrir tan fácil”. El País

García Luna

El Juez Brian Cogan, que preside el proceso por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública de México Genaro García Luna, ha decidido excluir el testimonio del narcotraficante Tirso Martínez Sánchez, presentado el martes por la Fiscalía y que el magistrado ha calificado de “rumor” y de “pérdida de tiempo”. La Fiscalía esperaba incidir a través de este testigo en que García Luna cooperaba de manera habitual con la banda criminal y que se encontraba disponible para ser contactado por distintos miembros.

Estaba previsto que este miércoles Martínez contara que dos socios suyos, identificados como Jorge y Anselmo, le ofrecieron en un momento la posibilidad de hablar con García Luna para pagarle sobornos con el objetivo de garantizar la seguridad de los cargamentos de droga durante su paso por territorio mexicano. Asimismo, declararía que lo tranquilizaron asegurándole que toda la Policía estaba comprada, incluído el exministro de Seguridad Pública.

“Teniendo en cuenta que no sabemos los nombres completos de Jorge o Anselmo, o si estos son sus nombres reales, la corte no permitirá que el jurado escuche lo que equivale a un rumor de culpabilidad del acusado”, sentenció el juez Cogan en un escrito.

Los abogados de García Luna centran su defensa en que la Fiscalía no tiene pruebas “objetivas” como videos, fotografías, documentos o grabaciones y en que ha construido el caso sobre “rumores” y declaraciones de criminales y asesinos que han aceptado testificar en busca de una reducción de sus condenas.

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