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Y, finalmente, fue la guerra.

LA GUERRA

Y, finalmente, fue la guerra. Ahora, en las redes sociales, en la televisión y en los diarios, comienza el nuevo juego demente de la polarización. Por un lado, los fariseos que se rasgan las vestiduras por la agresión de la Rusia de Putin contra la pobre Ucrania, y, por otro, los profesionales de la "violencia virtual" que alaban lo que queda del Ejército Rojo…. Yo no juego. Estoy del lado de las víctimas, estoy con los hombres y mujeres que corren por las calles de las ciudades ucranianas para escapar de la violencia asesina e indiscriminada de las bombas; estoy con los niños y las niñas que, en su tierna edad, se ven obligados a lidiar con la violencia de los adultos; estoy con los padres de los soldados rusos, enviados a un frente que no tiene nada que ver con sus vidas; estoy con todos esos amigos separados por su pertenencia, con todas las parejas “mixtas” rusas y ucranianas que, con sus historias personales, repudian cualquier conflicto armado; estoy con los hombres y las mujeres que, en ambos lados de la frontera, trabajan incesantemente por la paz, contra todos los tanques, contra todas las banderas. Estoy en contra de la guerra, y no creo que haya una sola guerra que sea verdaderamente justa: los pobres siempre pierden, aunque ganen; los ricos siempre ganan mucho, incluso cuando pierden.


Paolo Pagliai

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