Manuel Ajenjo
Por Manuel Ajenjo
Miércoles 08 de Mayo de 2024 - 21:21
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Un nuevo método de secuestro exprés se inauguró en el estado de Morelos, concretamente en Ocotepec, localidad del municipio de Cuernavaca, de la cual fue víctima monseñor Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa.
La imaginación de la delincuencia es mucho más creativa que el que inventó la bandera de Japón, por eso no cesa de inventar procedimientos que sorprenden a los hombres de buena voluntad como el señor obispo emérito.
La nueva modalidad de secuestrar, por un par de días, a una persona, consiste en, probablemente, mediante la hipnosis o utilizando algún subterfugio de chantaje, en este caso tratándose de un sacerdote decirle que una persona necesita auxilios espirituales, hacer entrar al secuestrado por su propio píe a un motel.
Hasta ahora no se saben, las aviesas intenciones del hábil secuestrador, si pidió rescate o nada más se trató de un ensayo, un simulacro con un “obispillo de Indias” para dentro de un tiempo, cuando el malvado lo considere oportuno, proceder a la ejecución en toda forma de la novedosa táctica. La cuestión, según las cámaras de seguridad y lo afirmado por José Ortiz Guarneros, comisionado estatal de seguridad en Morelos, es que el obispo y su acompañante entraron al Motel Real de Ocotepec, de común acuerdo y que el supuesto secuestrador salió, un rato después de su llegada, él solo, dejando al obispo emérito en una habitación hasta que fue localizado dos días después.
La tarde del pasado lunes, la Conferencia del Episcopado Mexicano, (CEM), por conducto de su secretario general monseñor Ramón Castro, obispo de Cuernavaca, informó “con profunda consternación” sobre la desaparición del clérigo de 78 años de edad. Dos horas después, el organismo eclesiástico anunció que monseñor Rangel había sido ubicado —jamás dijeron dónde lo encontraron- en el Hospital General Doctor José G. Parres, adónde fue llevado la mañana del domingo. Al día siguiente fue trasladado a un sanatorio privado y de ahí desplazado, con delicado estado de salud, a uno de sus dos domicilios. (Tiene uno en Guerrero y otro en Morelos)
Sin embargo, varios puntos no cuadran y provocan suspicacias: Ni su abogado ni la curia morelense reconoce que el obispo Rangel fue encontrado en el precitado motel y auxiliado por paramédicos quienes lo trasladaron al hospital donde fue internado con calidad de no identificado. ¿Por qué la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), no ha exigido a las autoridades dar con el culpable? ¿Por qué en el examen toxicológico practicado al prelado dio positivo en benzodiacepina y cocaína? Otra cuestión inquietante: entre las pertenencias de monseñor, además de su ropa encontraron, un gel lubricante íntimo, un estuche con seis condones, uno de ellos abierto y cinco pastillas de viagra.
Ayer, martes, por fin monseñor Salvador Rangel Mendoza, dio señales de vida, no dio la cara porque según su coartada está golpeado, pero emitió un comunicado donde manifestó que “siguiendo los principio evangélicos de nuestro señor Jesucristo (…) Con todo mi corazón perdono a todas las personas (¿todas? ¿qué no fue sólo uno?) que me han hecho daño por los hechos de los que he sido víctima, así como aquellos que me han revictimizado producto de la desinformación”. (Desinformación propiciada por los hombres de sotana).
También pidió a los medios de comunicación que lo comprendan. Esta modesta columna lo comprende y pide a las más altas autoridades de la Iglesia Católica permitan a las monjas, sacerdotes y religiosos, ejercer su sexualidad de acuerdo a sus preferencias. Eso sí, fuego eterno a los pederastas. ¿Qué evangelio da cuenta del momento en que Jesucristo instituyó el celibato sacerdotal?
No resisto terminar con un comentario que leí en un chat suscitado por el comunicado de monseñor Rangel. “Le faltó agregar: muy pronto daré una conferencia de prensa en cuanto pueda sentarme”.
Punto final
¿Tu estás de acuerdo en que los curas se casen?
Pues si se quieren, ¿por qué no?
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