Manuel Ajenjo
Con el advenimiento de la era nuclear, en 1947, un grupo de científicos entre los que se encontraban Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer, así como destacados investigadores de la Universidad de Chicago, crearon lo que se llamó el Reloj del Juicio Final, del Fin del Mundo o del Apocalipsis, con la idea de indicar qué tan cerca estamos de aniquilarnos como especie. Las manecillas del aparato, se mueven más cerca o más lejos de la medianoche. La medianoche marca el punto teórico de la exterminación; las manecillas advierten lo cerca que está la humanidad de destruir al mundo.
La hora del Reloj del Juicio Final, es fijada cada año por la Junta de Ciencia y Seguridad, organización sin ánimo de lucro con sede en Chicago, conformada por científicos y expertos de tecnología nuclear y ciencia climática que consultan sus resultados con colegas de distintas disciplinas y con la Junta de Patrocinadores en la que están incluidos nueve premios Nobel para, posteriormente, emitir a principios de cada año, el Boletín de Científicos Atómicos. Dicho boletín ha indicado que en el 2024 como en el 2023 la humanidad está a 90 segundos de la convencional medianoche. Cosa nunca antes sucedida. A minuto y medio de sucumbir.
Entrevistada por la Agencia Reuters, Rachel Bronson, presidenta y directora del precitado boletín, informó: “Los focos de conflicto en el mundo conllevan la amenaza de una escalada nuclear, el cambio climático ya está causando muerte y destrucción, y las tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial y la investigación biológica avanzan más rápido que las regulaciones. No se equivoquen, poner el reloj, igual que el año pasado, a 90 segundos de la medianoche, no es una indicación de que el mundo esté estable. Todo lo contrario. Es urgente que los gobiernos y comunidades de todo el mundo actúen. El Boletín mantiene la esperanza e inspiración al ver a las generaciones más jóvenes liderando la carga”.
Para tener un punto de comparación, desde su creación, lo más lejos que ha estado el Reloj del Apocalipsis de la medianoche fue a 17 minutos cuando terminó la Guerra Fría, en 1991. Un amigo aficionado a darle seguimiento al boletín del Reloj del Fin del Mundo, me dice que en 1962, cuando la crisis de los misiles en Cuba, el aparato estuvo a dos minutos del límite. Durante la pandemia, en el 2020, 2021 y 2022, las manecillas estuvieron a 100 segundos del punto de aniquilamiento.
Mientras en Chicago se publicaba el Boletín de Científicos Atómicos, correspondiente al 2024, a 822 millas de esa localidad, en New Hampshire, se llevaba a cabo un evento que no es exagerado decir puede incidir en el acercamiento o alejamiento de las manecillas al imaginario horario de exterminio: la consolidación de la candidatura a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, tras su segunda victoria en las primarias del Partido Republicano, aunque sin lograr bajar de la contienda a Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora en la ONU, cargo que ocupó por órdenes de su hoy adversario al que le hizo maldita la gracia el hecho de que Nikki no se retirara de la disputa como lo hizo Ron DeSantis, el ultraderechista gobernador de Florida. Por el contrario, la señora Haley ataca a Donald por su edad y capacidades cognitivas lo cual saca de sus casillas al magnate neoyorkino.
Pero todo indica que a pesar de su expediente criminal de 91 cargos delictivos, Donald Trump se enfrentará a Joe Biden por la presidencia del vecino país del norte, en un duelo a muerte —literalmente. Biden tiene 81 años y Trump, afecto a la comida chatarra y con sobrepeso, cumplirá 78 en junio.
Punto final
“Primero te olvidas de los nombres. Luego te olvidas de las caras. Después te olvidas de subirte la bragueta. Finalmente te olvidas de bajártela”. George Burns, comediante estadounidense. (1896-1996).
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