Desde antes del paso del Huracán Guerrero ya era la tercera entidad con la escolaridad promedio más baja del país.
El 2 de diciembre El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), Javier Saldaña Almazán, indicó que el regreso a clases en los municipios afectados por el meteoro será gradual, no obstante, en Acapulco reanudarán actividades cinco escuelas de educación superior donde hay luz, agua e internet, ya que muchos estudiantes también fueron afectados por el fenómeno natural y quedaron damnificados.
En relación a los daños que sufrieron en la infraestructura los planteles, comentó que el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed), responderá luego de un registro conjunto que hicieron la Uagro con autoridades del sector educativo del gobierno de Guerrero, para ayudar a los mil 242 centros educativos dañados, incluidos los de la universidad.
Hasta el momento no hay un reporte oficial sobre los planteles afectados en los municipios restantes, además de Coyuca de Juárez y Acapulco, declarados como zonas de desastre.
A pesar de que las autoridades educativas aún no terminan de evaluar y cuantificar los daños que sufrieron las escuelas, la Secretaría de Educación de Guerrero reporta daños en 369 planteles de educación obligatoria con afectaciones por el huracán, estos reportes refieren únicamente a Acapulco y Coyuca de Benítez, que abarcan 2 de los 46 municipios señalados.
Por esta razón, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó el tamaño de la matrícula, el cuerpo docente y las escuelas que se encuentran dentro del total de comunidades afectadas con la información oficial disponible y estima que estas cifras son mayores. Dentro de los 46 municipios afectados por el huracán, hay 625 mil estudiantes, 38 mil docentes y 7 mil 498 escuelas de educación obligatoria que se verán afectadas por el cierre de escuelas debido a la emergencia.
Para prevenir mayores afectaciones a la formación de los niños y jóvenes que habitan las zonas más afectadas, es clave que las autoridades prioricen la recuperación de los servicios educativos. Sin embargo, a tres semanas del huracán, no hay una estrategia para prevenir los estragos que esta crisis tendrá sobre la educación.
En lo expuesto en el Plan General de Reconstrucción de Guerrero, la recuperación educativa dista de ser una prioridad. En el plan se considera un monto de 10 mil millones de pesos que deberán utilizarse para el abastecimiento y mejoramiento de líneas de distribución de agua, drenaje, arreglo de calles, alumbrado público, hospitales, escuelas, los dos aeropuertos y otros servicios, pero carece de alcances específicos para su aplicación en temas educativos.
Además se anunció una inversión de 50 millones de pesos de la fundación BBVA para reconstrucción, los que se ofrecieron luego de una reunión con los directivos de esta fundación, y tras una reunión con la UNICEF y organizaciones sociales, se estableció el compromiso de que también apoyarán para la reconstrucción del puerto y en particular de las escuelas.
Pero, aún no se ha trazado una ruta de emergencia para la reconstrucción prioritaria de escuelas, con el propósito de reducir al mínimo su cierre prolongado y evitar así las repercusiones que esta prolongada interrupción tendrá en la educación de los niños y jóvenes que viven en las zonas más afectadas.
La situación en Guerrero es particularmente preocupante debido a las condiciones que preceden el paso del huracán Otis con las consecuencias aún palpables de los eventos catastróficos de los sismos de 2017 y la pandemia de 2020. De acuerdo con el Índice de Competitividad Estatal (ICE), Guerrero es la entidad menos competitiva del país.
En específico en educación, Guerrero es la tercera entidad con la escolaridad promedio más baja. Mientras que la escolaridad promedio a nivel nacional es de 9.7 años, el estudiante promedio en Guerrero cuenta con 7.6 años de educación, lo que equivale a terminar primero de secundaria. Además, cerca de 10% de los niños y jóvenes entre 3 y 14 años que viven en el estado no asisten a la escuela. Por cada 100 habitantes de 15 años y más, hay 12 que no tienen ningún grado de escolaridad y solo 16 terminan educación superior.
Si bien la atención a la salud emocional debe ser una prioridad, como lo mencionó la Secretaria de Educación Leticia Ramírez, el cierre prolongado de escuelas durante las crisis pasadas dejaron una lección contundente sobre el impacto detrimental que tiene en la formación y aprendizaje de los estudiantes.
La interrupción de las clases presenciales puede afectar negativamente la continuidad del aprendizaje, especialmente para aquellos que ya enfrentan desafíos socioeconómicos. De acuerdo con el Banco Mundial, un estudiante promedio que deja de asistir a clases por períodos prolongados de tiempo, podría perder 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.
El primer paso para evitar que las consecuencias educativas se agraven es tener un recuento acertado sobre la realidad de 7 mil 500 escuelas en los municipios afectados por el huracán. La colaboración entre el gobierno, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad en general será clave para superar estos obstáculos en el corto y largo plazo. Esto puede incluir proporcionar apoyo emocional a los estudiantes y maestros afectados, así como implementar estrategias flexibles, como educación en línea o la adaptación de espacios para fines educativos, con el objetivo de garantizar la continuidad del aprendizaje en todos los municipios afectados por el huracán Otis.
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