La DANA se ha convertido en la peor catástrofe climática de este siglo en España. Ha dejado a su paso un paisaje desolador, como de película de guerra: más de un centenar de muertos y la cifra sigue subiendo. Pero, entre tanto sufrimiento, también ha florecido la solidaridad y el apoyo entre vecinos y desconocidos.
El 29 de octubre de 2024, una DANA, fenómeno meteorológico caracterizado por una masa de aire frío en las capas altas de la atmósfera, provocó fuertes vientos y lluvias intensas que impactaron gravemente la provincia de Valencia en España alrededor de las 18:00 horas. La mayoría de las muertes se reportaron en esta provincia, donde las imágenes transmitían caos y angustia. La localidad de Paiporta fue el epicentro del desastre; en cuestión de minutos, casi toda la localidad quedó bajo el agua, como si hubiera sido golpeada por un tsunami.
Hubo lugares donde se recogieron hasta 600 litros por metro cuadrado, algo impensable, y las consecuencias fueron devastadoras: pérdidas humanas, hogares arrasados y escenas de desesperación que dejaron a Paiporta como epicentro del desastre.
Valencia, Murcia y Andalucía vivieron el caos total. Nadie estaba preparado para algo de esta magnitud, y muchas personas quedaron atrapadas sin poder escapar de los torrentes de lodo. Las críticas hacia las autoridades no se hicieron esperar: las alertas llegaron tarde, y el servicio de emergencias, debilitado tras recientes recortes, no pudo hacer frente a la situación.
Surge entonces la gran pregunta: ¿se trata de un evento aislado o de un impacto más del cambio climático?
Aunque las DANAs son típicas en el Mediterráneo, el calentamiento global está intensificando estas tormentas. Las temperaturas récord en el mar y el aire cargado de humedad han creado una tormenta aún más poderosa. Expertos de la Organización Meteorológica Mundial alertan que el cambio climático incrementa la intensidad de estos fenómenos, y un análisis inicial indica que la fuerza de esta DANA ha sido un 12% más intensa debido al cambio climático.
Aún no ha pasado del todo el peligro: la AEMET ha declarado nuevas alertas para el fin de semana. Nos esperan días difíciles, pero también un futuro de reflexión sobre cómo debemos adaptarnos y estar preparados para fenómenos cada vez más extremos.
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La transición sólo puede ser sostenible si se origina en el propio comportamiento de las personas.
El mejor lado de la humanidad
Las tragedias sacan lo peor y lo mejor de las personas. Aunque en algunas zonas afectadas por la DANA se han reportado saqueos y conflictos debido a la falta de productos básicos, también está surgiendo una increíble ola de solidaridad entre la gente.
Miles de valencianos y vecinos de otras localidades han llegado a pie a las zonas más golpeadas para ayudar en lo que puedan: algunos traen agua potable, otros ayudan a limpiar, y muchos simplemente están ahí para echar una mano en lo que haga falta. La cantidad de voluntarios ha sido tan grande que las autoridades ya han pedido que, en algunos casos, dejen de acudir, especialmente ahora que el ejército ha llegado para coordinar los esfuerzos.
Entre todos, están ofreciendo refugio a familiares, amigos y vecinos que lo han perdido todo. Las prioridades se han centrado en encontrar a los desaparecidos y devolver a la comunidad algo de normalidad.
Y claro, no podemos olvidar la labor de los servicios de rescate, emergencias, la policía, el personal sanitario, la UME, los bomberos y el ejército, que están trabajando incansablemente. La tragedia ha sido enorme, pero también lo está siendo la respuesta y el apoyo entre los valencianos.
Con info de agencias
Anitzel Díaz
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