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Imágenes que se vuelven tejidos

El camino para expresarse puedes ser tan largo como recorrer un país o tan corto como repetir un oficio heredado. La construcción de la identidad por medio del hilo que teje la vida cotidiana de una comunidad o que imprime la realidad en imágenes oníricas.


El último proyecto de Lizette Abraham ahonda en la conexión que existe entre el oficio de tejer y el contexto social que rodea a una tejedora. Utilizando la fotografía construida como herramienta, armando rompecabezas visualmente poderosos Lizette cuenta la historia de una comunidad.

“Estas imágenes están inspiradas en el arte textil tzotzil de la comunidad de Chenalhó Chiapas. Son a través de las vidas de las tejedoras, de sus sueños y de sus tejidos, que las voces de las mujeres se entretejen en su entorno, en su cultura y en sus símbolos. Estas imágenes se vuelven tejidos fotográficos de sus historias, que construyen un diálogo con mis imaginarios.

"Los colores fundidos con su entorno, los olores del lugar, y sus hijos corriendo alrededor de ellas, me hicieron pensar en mis antepasados, en cómo vivían. El tiempo en los altos, se percibe de una forma más sustancial y pausada que en la ciudad”.




La mayoría de los habitantes de la región de los Altos de Chiapas son mujeres y son indígenas. La vida para ellas es dura; desde el amanecer empiezan acarreando agua para hacer el desayuno y atender la casa:


“A la mujer le toca todo. A pesar de ir a trabajar en las comunidades donde salen a trabajar, llegan a la casa, y ellas tienen que hacer la comida, tienen que hacer todo el trabajo de la casa, además de trabajar en el campo. Hay unas familias donde las mujeres saben bordar o tejer, se ponen a tejer un rato. Casi un rato nada más porque ya en la tarde, ya ¿que será? a partir de la una, ya empiezan a preparar la comida. Ellas son las que nunca descansan.” Josefa Vazquez 21 años, Tzotzil, nacida en Vensutiano Carranza.

Problemáticas sociales, hay muchas: desde la falta de agua, en uno de los estados donde más llueve en el país, hasta la reivindicación de la mujer como fuerza productiva en la comunidad. Cecilia Gómez Díaz es una tejedora de San Andrés Larráinzar, su abuela le decía que si una mujer sabe tejer honra a su marido donde quiera que vaya. Ella además de ser artesana y diseñadora coordina, Kiptik, una cooperativa de 15 tejedoras. A Ceci la conocí cuando expuso en una feria de arte contemporáneo, antes de la pandemia. Me llamó la atención la pieza; una instalación de un gran telar colgado como hamaca del techo y descansaba sobre un tronco de madera y pasto. Colores ocres que denotan la conexión de la naturaleza con los símbolos que utilizan los tzotziles en sus tejidos. Actualmente expone en la Galería Muy en San Cristobal de las Casas, Chiapas.





“Como mujeres, tenemos que soñar, mejorar. Mi mamá decía que hay que valorarnos porque tenemos manos y pies para trabajar. Quiero que muchos jóvenes puedan ver un futuro mejor, no quejarnos ni avergonzarnos, mucho menos de quienes somos. Para mí el telar es como mi vida, los hilos son como la venas que llevan mi sangre, eso me hace seguir tejiendo, preservando y también compartirlo con mi hijo y que a él le interese este trabajo.”

En el imaginario tzotzil, el tejido es una expresión viva, representante de un lenguaje rico, complejo y bello que ha permitido, conservar una gran parte de sus saberes. Los hilos hablan y cantan mientras bordan significados.

Lizette Abraham nació en Mérida, artista contemporánea, ha navegado en distintos formatos para realizar su obra. Desde el performance hasta la fotografía construida. Estudió comunicaciones, ha vivido en San Luis Potosí, la Ciudad de México y Chiapas. En esa travesía encontró su lenguaje: “Empecé a trabajar con materiales que usaba en los performance, con las telas. Tenía muchas porquerías en mi casa, fue muy divertido. Empecé a mezclar.

En el 2012 con lo que me estaba pasando; una crisis de identidad, salirme de Mérida, con el reconocimiento que ya tenía allá, y luego llegar a esta gran ciudad. La invisibilidad que hay en ella, los abismos entre los que tienen y no tienen privilegios. Empecé a cuestionar y a construir mi propio imaginario”.

Es así como en su producción se refiere al contexto social desde donde crea su obra. Capta la atención del público despertando la curiosidad, abriendo un abanico de posibilidades de lectura frente a sus imágenes.

“Que mis imágenes sean pretexto para dialogar. No sé si sensibilizar, uno de los trabajos del artista es abrir esa puertas a las otras personas. De empatía, de abrir otros mundos”.




La tejedora restaura su alma mientras teje, borda su historia para sentirse completa, teje en paz en la hora azul y descubre que sus hilos la unen a todo. Lizette Abraham





Anitzel Díaz


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