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Las cabronas de Tepito

Actualizado: 5 feb


Ser una «cabrona» es un halago que remite a la capacidad que tienen algunas mujeres de ser disidentes y enfrentarse a las injusticias que el sistema patriarcal y político comete hacia su género y su territorio.


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Consuelo Ramírez, "Doña Chelo", la más célebre de Las 7 Cabronas de Tepito, el Barrio Bravo de Ciudad de México por ser una de las zonas más emblemáticas y peligrosas, falleció en el 2019.


Doña Chelo quedó retratada en el mural que adorna uno de los callejones de Tepito, el de Las Siete Cabronas Invisibles, las matriarcas del barrio, entre las que también se cuenta Doña Queta, la guardiana de la Santa Muerte.










La Verdolaga Enmascarada, como se le conocía a Lourdes Ruiz falleció.

La reina del albur deja tras de sí el reconocimiento y la divulgación de la forma más coloquial en la que se comunica el mexicano. Sobre todo el chilango.


Habitante de Tepito barrio bravo, casa Se las siete cabronas, matriarcas de las que formaba parte. Semillero de boxeadores y comerciantes “todos hablan de él, pero pocos lo conocen y cuando lo conocen ya nadie lo quiere dejar ir”, dice orgullosa Lourdes Ruiz.


Tepito


Antes de la llegada de los españoles, Tepito era un pequeño barrio donde se comercializaba lo que no se permitía en Tlatelolco. En la época del Porfiriato, se construyeron las primeras vecindades que eran destinadas para ser hogares de los arrieros que venían de otros estados. Más tarde, en el gobierno de Miguel Alemán, el barrio se modernizó. Así pasaron los años, mismos que entretejieron millones de historias a su alrededor.


Y es ahí en el caos de la Ciudad de México a unas cuantas cuadras del Centro Histórico, donde se encuentra un conocido y reconocido barrio por sus calles peligrosas, callejones sin salida y pasadizos secretos. Tepito nunca descansa, es un lugar de resistencia, un lugar bravo en donde la gente y la venta de todo lo vendible es incomparable, ahí las personas trabajan de sol a sol, todos los días y a todas horas. Desde tempranas horas familias enteras salen a barrer las calles, colocar sus puestos y acomodar la mercancía.


En ese ambiente complicado, viven y sobreviven doña Queta, doña Lourdes, doña Chelo, Mayra, Verónica, Marina y Amélia.




Las siete cabronas e invisibles de Tepito, el grupo de señoras acudieron a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) invitadas por la Sección de Actividades Culturales y el Departamento de Educación y Comunicación de la Unidad Xochimilco para narrar una forma diferente de vivir en este barrio.


La presentación se enmarcó en el proyecto de la artista Mireia Sallarès que consistente en dar voz a las mujeres, pilar del barrio y estructura de la familia que piensa en colectivo y comparte la manera de percibir la vida, dar la cara, ser madre y enfrentar el entorno con valor y dignidad.


Sallarès plasma testimonios y hace propias historias en un documental en el que destaca las mayores cualidades de estas cabronas: la invisibilidad con la que enfrentan la vida diaria y el valor desplazado por delitos, operativos y hombres.



En un homenaje a esas mujeres, la artista interviene el espacio público con la instalación de un monumento-pedestal de cemento con una placa de aluminio que reza:


A las 7 cabronas invisibles de Tepito, a las de antes y a todas las que vendrán.


Este trabajo forma parte de otro:


Obstinado Tepito, con participación del hojalatero social Alfonso Hernández, director del Centro de Estudios Tepiteños que intenta contrarrestar el estigma tepiteño de barrio macabro, con el carisma del lugar.


Gente neta, real “Las situaciones hay que enfrentarlas con valor y pasión, pero siempre con valores”, contó Verónica, de 53 años y la mayor de 14 her-manos quien se declaró “mujer responsable, comprometida, amorosa e íntegra y aunque mi familia es de padrotes y adictos, la gente que nace y vive en Tepito es trabajadora y respetuosa hacia el ser humano”.


Doña Queta, de 67 años, ha tenido una vida feliz como madre de siete hijos; aunque drogadictos, nunca los dejaría solos: “buenos,malos, ojetes son mis hijos y si los agarran y se los llevan a la cárcel su madre va primero”, aseguró.


La experiencia de vida no ha sido fácil para doña Lourdes, tercera de ocho hermanos de los que tuvo que ser madre; “nos hemos sobrepasado de equivocaciones y he aprendido que hay que sentir los golpes de la vida para reaccionar”, sostuvo. La gente de Tepito es neta, real y eso ayuda a seguir la vida, añadió.


Caso excepcional es el de doña Chelo: pese a los golpes propinados por negarse a tener más hijos–procreó 10– “trabajé muchísimo y fue esto y mi empecinamiento lo que me ayudó a dar estudios a mis hijos: dos egresados de filosofía, uno de ciencias políticas, otro fue a escuela de paga y uno más vivió 20 años en Alemania. Todos salieron de Tepito, pero “siempre regresan a verme”.


Y entre estas historias de personas que trabajan duro desde una dignidad envidiable, se encuentran las de miles de mujeres que sacan adelante a sus familias, como lo dice la habitante de este barrio, Mayra Valenzuela Rojas, “En Tepito existe un matriarcado (…) Cada mujer tiene su propia historia. Cada una de nosotros es una chispa, pero juntas vamos a encender una vela por Tepito”.


Un documental de Mireia Sallarès desarrollado en 2009 presenta a ‘Las 7 Cabronas e Invisibles de Tepito’, en el marco de la muestra Obstinada Tepito, a cargo de Yutsil Cruz, este largometraje recoge las conversaciones de la artista con siete mujeres del barrio y da voz a la acción subversiva de ejercer el matriarcado en una sociedad machista, te compartimos el documental de las 7 cabronas de Tepito.


Proyecto que a partir de la vida de estas mujeres evidencia la fuerza e importancia que tiene la mujer transgresora en un barrio como Tepito, en donde aparentemente ésta juega un rol secundario al del hombre. Se trata de reconocer las aportaciones que ellas han construido y reproducido para el barrio en lo simbólico, en el lenguaje, en todo el imaginario colectivo que conforma al ser tepiteño.


Entrevista a Lourdes Ruíz, una de las integrantes del documental ‘Las 7 cabronas e invisibles de Tepito’, asegura que formar parte de este grupo representa “ser una mujer que se quiere a sí misma, que se respeta, que lucha por ella y su familia. Y que si golpean su barrio, lo defiende como leona”.


Lo que yo soy Tepito me hizo, dice Lourdes Ruiz una de las mujeres que se escuchan en el documental, cuyo anonimato las hace “invisibles” y su fortaleza “cabronas”, término que en México no siempre es despectivo sino que a veces resalta la audacia o el valor


Ser una «cabrona» es un halago que remite a la capacidad que tienen algunas mujeres de ser disidentes y enfrentarse a las injusticias que el sistema patriarcal y político comete hacia su género y su territorio.


Siete heroínas, con nombre propio, que se convierten, ahora, en anónimas con el fin de construir una leyenda indisciplinada y edificar un monumento a esta comunidad de rebeldes: un pedestal sobre el que todo el mundo puede convertirse en «cabrona» por unos instantes.


Anitzel Díaz


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